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QUIEN DA PAN A PERRO AGENO
- Te lo prometo, contestó Marciana levantándose. Pero, tengo que irme ya: habia olvidado que me resta que hacer aun algunas visitas.
- ¿Cuándo volverás? preguntó Elena, sin oponerse á la brusca partida de la joven, cosa que jamás habia hecho en circunstancias aparentemente análogas.
- ¡Quien sabe! dijo con acento amargo.
Y luego, yendo hácia la madre de Elena, la dijo ofreciéndole su mano:
- Señora ...
- ¿Se va Vd. Marciana? preguntó Emilia.
Y como notase la turbación de la joven, exclamó:
- ¡Pero qué pálida está Vd! ¿Se encuentra acaso enferma?
- Nó.. un desvanecimiento... nada es... me sucede á menudo...