Rodolfo- oyó Marciana en un salón al que concurría de vez en cuando, estas palalabras que la llenaron de indecible congoja.
- Dentro de una semana, también, se casarán en la misma iglesia Rodolfo X. y su prima Elena.
No se detuvo á averiguar más, abandonó la tertulia y, loca de pena, fué á encerrarse en su casa. Muchos fueron los proyectos que acarició y que abandonó por imposibles en seguida, y fueron yendo dias y viniendo dias, y su amante no volvió á verla, y todas sus esperanzas iban, tambien, abandonándola poco á poco. Por fin, una tarde decidióse á ir á casa de Elena, resuelta á saber toda la verdad. Notó en la soberbia habitación un movimiento inusitado; numerosos carruajes estaban detenidos á la puerta, y gentes vestidas de etiqueta