LIBRO CUARTO.
El espíritu que en el hombre domina[1], cuando va bien concertado con la naturaleza, se halla en tal estado respecto á los acontecimientos, que siempre puede aplicarse con facilidad á lo que en el lance se le permite y propone como practicable; porque no se ata ni prefiere á materia alguna en particular, sino de suyo se propone lo mejor, aunque siemque pre con la debida excepción, si se pudiere; y asi cualquier[2] estorbo que le sobreviniere hace de él y lo mira como materia y ejercicio de virtud. No de otra manera que cuando un vehemente fuego se apodera de la materia que encuentra ó le arrojan, capaz de apagar otra pequeña luz, al instante se la convierte en sí mismo, y resuelve, y con esto mismo se propaga y crece.
[1] Los estoicos usan de mil nombres para significar la mente humana : Cicerón la llama Principatum; Séneca Principale ; Varrón con el nombre común Animum: Mentem.
[2] Aristóteles es de este mismo diotamen.