Página:Obras de los moralistas griegos. Marco Aurelio-Teofrasto-Epicteto-Cebes (1888).pdf/114

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
56
MORALISTAS GRIEGOS.

demuestre que el mundo es como una ciudad ó estado, cuyo bien público debes anteponer al tuyo propio.

¿Pero acaso te dan pena estas cosas corpóreas y sensibles de acá? sin embargo, dejarás de afligirte reflexionando que la mente, si una vez se recogiere[1] dentro de si y conociere su propia virtud, no se mezcla ni toma partido en las conmociones lenes ni ásperas que en el cuerpo siente, y recapacitando también todo cuanto hayas oido y aprobado cerca de la molestia y del placer. Pero por ventura te arrastra la ambicioncilla y deseo de aplauso? no obstante, dejarás de andar solicito en este punto echando los ojos hacia la prontitud con que viene el olvido de todas las cosas; hacia aquel caos de la eternidad, por una y otra parte interminable; hacia la vanidad del aplauso ruidoso; hacia la inconstancia y falta de juicio[2] en aquellos que al parecer nos favorecen con su aplauso, y finalmente, hacia la estrechez del lugar en que la fama se encierra. Porque además de que toda la tierra es un punto, dime, ¿cuản reducido es aquel rinconcito que en ella se habita? y en ésta, ¿cuántos son y cuáles al cabo los que te han de alabar? Réstate, pues, el que te acuerdes de retirarte dentro de aquella partecita en donde mora tu mismo espí- [1] Lo que M. Aurelio quiere persuadirnos, ó es una paradoja ó un insigne error de fisica; y es que el alma recogida dentro de sí no tiene parte en las mociones suaves ó ásperas del apetito.

[2] Cuando de veras se desea la justicia, se busca un juez que sepa y quiera hacerla; pero cuando se pretende la gloria, se toma por árbitro de ésta al vulgo, que no sepa juzgar del mérito ni lo desee para si: Non est consilium in vulgo, non ratio, non discrimen, non diligentia, que dijo Cicerón pro Plauco.


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1