Página:Obras de los moralistas griegos. Marco Aurelio-Teofrasto-Epicteto-Cebes (1888).pdf/146

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
88
MORALISTAS GRIEGOS.

lo ordenó »; pues aunque en estas recetas de Esculapio suele haber muchos tragos amargos, sin embargo, con la esperanza de sanar, apechugamos con ellos gustosamente. Tal debes imaginarte la ejecución y fin de cuanto pareciere bien á la común naturaleza, cual es lo que pasa tocante á tu salud; y con esta reflexión haz por abrazar todo lo que sucediere, por más áspero que te parezca, con la mira de que aquello conduce á la salud del mundo, y también á la prosperidad y felicidad de Júpiter[1]. Y sin duda que si esto no fuese adaptado al buen orden del universo, no lo hubiera Júpiter ordenado así; porque ni una sola de estas naturalezas vulgares lleva cosa alguna que no tenga relación y sea proporcionada á aquel mundo entero al cual gobierna la Naturaleza universal. Por dos razones, pues, conviene contentarse con aquello que acaeciere: la una, porque esto para tí se hizo, para tí se ordenó, y á tu medida en cierto modo se acomodó, disponiendo antes causas muy principales; la otra, porque esto contribuye á la prosperidad, á la perfección, y aun me atrevo á jurar por el mismo Júpiter, á la permanencia de aquel mismo que todo lo gobierna; y en verdad que este mundo, en si perfecto y entero, vendría á quedar[1] Esta expresión, la felicidad de Júpiter, y la que viene después, la permanencia de aquel mismo que todo na, bien entendidas, son una blasfemia, la cual tiene su origen en la impiedad de hacer una causa común de todas las causas particulares, y de todas las partes del mundo un viviente animado, ó sea un Dios del pórtico de Zenón. La razón y la fe nos enseñan que Dios en si mismo tiene la necesidad de ser eternamente feliz; ni necesita para esto de tal ó tal universo, ni de tal ó tal orden particular del mundogobier-


  1. 1,0 1,1