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M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

no injuriador, no medroso, no suspicaz, no sofista.

Nota su parsimonia, contentándose con poco, por lo que mira á la habitación, cama, vestido, comida, familia; siendo amante del trabajo y sufrido; pudiendo perseverar en un mismo sitio desde la mañana hasta la noche, efecto de su vida frugal y parca; no teniendo precisión de hacer sus necesidades corporales fuera de su hora acostumbrada; permaneciendo constante y siempre el mismo en las amistades: admira también que llevase con paciencia .á los que con libertad se oponían á su dictamen, y que se alegraba si alguno sugería mejor pensamiento, y cómo era pio y religioso, sin escrúpulo ni superstición. Imitale, pues, en todo esto, para que la última hora de la muerte te coja con tan buena •conciencia como á él le cogió.

Recupérate y recapacítate un poco, y después de bien vuelto sobre ti y considerando que era una ilusión lo que te perturbaba, mira bien despierto y con atención segunda vez estas cosas de acá como habias mirado aquellas.

Yo consto de cuerpo y de alma: al cuerpecito, pues todo le es indiferente, porque no puede discenir nada ; al alma también es indiferente todo aquello que no sea acción suya peculiar, pero penden de su arbitrio todas sus obras particulares, aunque entre éstas sólo se deben contar las que presentemente estuviere haciendo, puesto que los hechos pasados[1][1] Esta doctrina no vale en sentido moral, porque la acción durará habitualnmente en la voluntad del que no la hubiere retractado; y así los yerros pasados no se deben mirar .con indiferencia, sino llorarlos amarganiente. Sobre lo fu-


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