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MORALISTAS GRIEGOS.

todo lo rige; y te recibirá en alguna de las clases de los operarios que mutuamente se ayudan en su trabajo. Pero guárdate bien de que no hagas en el mundo un papel semejante al que hace en el drama aquel verso vil y ridiculo del cual hace mención Crisippo.

¿Por ventura el sol anhela hacer lo que es propio de la lluvia? ¿Acaso Esculapio pretende hacer lo que es privativo de la tierra? ¿Qué diré de cada astro en particular? no es verdad que siendo ellos diferentes entre si, conspiran todos mutuamente á un mismo efecto? Si es, pues, cierto que los dioses hubieren acordado ya sobre mí y lo que me debe acontecer bien resuelto estará; porque no es fácil formarse[1] la idea de un Dios inconsiderado y sin reflexión: &pues con qué motivo se habían ellos de mover á la resolución de hacerme mal? qué provecho resultaría de aquí á los mismos ó al común del universo, de quien ellos tuviesen especial providencia? Pero si es que no hubieren determinado sobre mí en particular, por lo siendo libre en la elección de cualquiera sistema posible, eligió este presente, no porque fuese el óptimo, sino porque así lo quiso por los motivos justos que él mismo tiene reservados en los tesoros profundisinos de su eterna é infinita sabiduría. Entendiendo la doctrina de M. Aurelio en la forma insinuada, coincidirá con la que enseña el Maestro de las SS. libro 1, d. 46 y con la que defienden los teólogos, apoyados en la autoridad de los Santos Padres que tratan este punto.

[1] Dice bien M. Aurelio, que no es fácil imaginarse un Dios estúpido y sin providencia, cuando la idea que todos tenemos de Dios nos lo muestra espiritu perfectisimo en el saber y santísimo en el querer. Véase á Epicteto Disert., libro III, cap. XXIV.


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