Página:Obras de los moralistas griegos. Marco Aurelio-Teofrasto-Epicteto-Cebes (1888).pdf/181

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
123
M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

menos habrán decretado en general cerca de las cosas del mundo, con las cuales también tienen enlace mis cosas particulares que debo abrazar con gusto y darme por contento con ellas. Y dado que los dioses de nada[1] tuviesen providencia (que es una impiedad creerlo), entónces de ningún modo sacrificariamos, oraríamos, juraríamos, ni haríamos otras cosas que en particular hacemos, como para con unos dioses entre nosotros existentes y que viven compañía. Mas si los dioses[2] no deliberasen sobre ninguna de nuestras cosas; sin embargo, me sería lícito mirar por mí, estando en mi mano la inspección de lo que es conducente y cierto que á cada unoconviene, lo que dice bien con su condición y naturaleza. Por último, mi naturaleza es racional y sociable: mi patria y ciudad en cuanto Antonino es Roma, pero en cuanto hombre es el mundo: y así lo que estas ciudades Roma y Mundo fuere útil, esto será mi único biennuestra á Cuanto sucede á cada individuo, todo conduce al universo y esto debería bastar: pero aun hay otra[1] El argunento que se hace M. Aurelio, es incontrastable y á favor de la Providencia divina: y así este rayo de la luz natural podria abrir los ojos á tanto materialista enemigo declarado contra un Dios, espíritu próvido. También es innegable, que debemos tributar homenaje y culto á un Numen supremo, presidente en todos los negocios humanos, haciendo los oficios propios de nue-tra sagrada religión, con los cuales protestamos la suma dependencia que tenemos de Dios por el derecho de creación, conservación y protección.

[2] M. Aurelio apura más la dificultad y nos hace ver que aun en la suposición impía é imposible de que Dios no tuviese providencia, deberian los hombres seguir los dictámenes de la razón, á fin de buscar en la virtud su única bienaventuranza.


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1