Página:Obras de los moralistas griegos. Marco Aurelio-Teofrasto-Epicteto-Cebes (1888).pdf/195

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
137
M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

M..AURELIO.-8OLILOQUIOS.

137 breve transformará todo cuanto ves en el mundo, haciendo que de su materia nazca otra cosa, y de la materia de esta misma se produzca después otra, para que el mundo vaya siempre[1] renovándose.

Cuando alguno delinquiere en algo contra ti, luego procura discurrir qué juicio habrá hecho del bien ó del mal cuando pecó. Porque examinando esto le compadecerás y no te admirarás ni te moverás á indignación, visto que tú también sueles formar dictamen que aquello mismo ú otra cosa semejante es un gran bien, y así es razonable que le perdones[2]. Y dado que no convengas con él teniendo por buenas ó malas las mismas cosas, aun por esto mismo con mayor facilidad deberás estar de buen ánimo para con quien pecó por ignorancia.

No conviene pensar tanto en los bienes que nos faltan, cuanto en los que presentemente tenemos; aunque entre éstos deberás parar la consideración sobre los nás aventajados, y con este motivo reflexionar con cuánta solicitud los buscarías si no los tuvieses: sin embargo, guárdate al mismo tiempo de que por esta complacencia en poseerlos no te acostumbres á tenerlos en tanta estima, de modo que si alguna vez no los tuvieres, su falta te haya de perturbar é inquietar.

[1] Con aquel siempre no significa M. Aurelio aquella eternidad del mundo que Aristóteles soñaba. Los estoicos aunque admitían la continua renovación del mundo, con todo después de ciertos períodos ó porque al alma del universo la daba la gana ó porque su virtud ignea había adelgazado mucho la materia, asentían que á todo el mundo le llegaria su fin con la fatal catástrofe de un incendio universal.

[2] Ninguna cosa más puesta en razón que la imisericordia con el que peca por su fragilidad.


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1