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MORALISTAS GRIEGOS.

contar mucho con el riesgo de perder ó no perder la vida, ni que sólo debe considerar, cuando obra, si lo que él hace es justo ó injusto, y si su acción es propia de un hombre bueno ó de un malhechor.»

Del mismo es el presente lugar: « En realidad es así, oh varones atenienses, que en donde quiera que alguno se colocare, juzgando aquel puesto por el mejor ó que fuere destinado por el magistrado, debe perseverar en él, según mi dictamen, aunque corra peligro, no reputando en nada ni el perder la vida ni otra cualquier cosa, á trueque de evitar la infamia.»

Del mismo es lo que se sigue[1]: «Pero, oh hombre feliz, mira si el ser generoso y bueno sea otra cosa que el conservarse á sí y salvar á otros. Ni á la verdad, un hombre que sea verdaderamente bueno debe desear con ansia esto de vivir por tanto tiempo, ni conviene amar sobrado su vida, sino que sólo debe pensar en adelante de qué modo podrá vivir, lo mejor que quepa, todo aquel tiempo que hubiere de gozar de la vida, dejando á Dios esos otros cuidados y dando crédito al dicho de las mujeres, que ninguno puede evadirse del hado.

Conduce mirar alrededor el curso de los astros, como quien gira con ellos, y contemplar también frecuentemente las mutuas conversiones de los elemen- [1] En el diálogo de Platón intitulado Georgias, página 512, se puede ver esto, aunque con alguna variación.

El fin del discurso es que en la vida ninguna cosa debe reputarse por más excelente que la virtud moral. Sócrates habla contra Callicles, que anteponia la elocuencia á todo lo deimás, porque decía que ésta daba arımas para defenderse á si y proteger á otros.


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