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MORALISTAS GRIEGOS.

mirándolo todo como es en sí, puedo usar de cada cosa según su mérito lo pidiere.-No te olvides de esta facultad con que te regaló la Naturaleza.

Asi en público senado, como privadamente con cualquiera otro individuo, conviene hablar con modestia y compostura[1], sin andarse en rodeos, debiendo uno usar del razonamiento más sano y natural.

La corte de Augusto, su mujer, su hija, sus nietos y entenados, la hermana Agrippa, los parientes y domésticos, los amigos Ario[2], Mecenas, sus médicos, sus arúspices, en fin, toda la corte murió. Pásate después á otros, no considerando la muerte de cada hombre en particular, sino una descendencia entera, cual es la de los Pompeyos, ni olvidándote de lo que suele escribirse sobre los sepulcros: El último de su linaje. Y luego piensa para contigo con cuántocuidado y solicitud habrán vivido sus antepasados[1] El intento de M. Aurelio se reduce á reprobar la elocuencia afectada y falaz, y á ensalzar la sabiduria discreta y verdadera. En lo antiguo iba unido el estudio de la sabiduría con el de la elocuencia, unión utilísima á la sociedad, pues hacía que no sólo los oradores hablasen con discreción, sino que, siendo doctos y buenos, se abstuviesen de aquellos adornos falaces que solamente sirven para denigrar la justicie y verdad y cohonestar la injusticia y mentira. Por tanto, Sócrates, viendo la corrupción que los sofistas habían introducido en la retórica, se empeñó en separar la profesión de orador de la de sabio, no porque reprobase la elocuencia junta con la sabiduría, sino porque no se usurpase la sofistería el mérito de sabia. Cicer., lib. 1I11, de Orator., cap. XVIII y XIX.

[2] Ario, insigne filósofo y contubernal de Augusto. Mecenas, célebre por la privanza con Augusto, no menos quepor la protección de los literatos. De ambos hace mención Suetonio, lib. 1ı, cap. XIX, y Strab., lib. xIv.


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