Página:Obras de los moralistas griegos. Marco Aurelio-Teofrasto-Epicteto-Cebes (1888).pdf/228

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
170
MORALISTAS GRIEGOS.

es, quedará mi espíritu satisfecho con tal que tenga y haga lo que es correspondiente á su estado. Pues qué, eso de ser llevado á otra parte se merece la pena de que por ello mi alma lo pase mal y se haga de peor condición, abatiéndose y entregándose á sus deseos, confundiéndose y llenándose de consternación? ¿Y qué hallarás tú que te ponga en esa precisión? A ningún hombre puede sucederle cosa que no sea un acontecimiento humano; nada al buey que no sea peculiar al buey; nada á la vid que no corresponda á la vid; nada á la piedra que no sea propio de la piedra. Ahora pues, si á cada uno acontece lo que es costumbre y natural, ¿por qué te enfadas? puesto que la común Naturaleza no te cargaría con peso que te fuese insoportable.

Si te contristas por alguna cosa exterior, no es ella la que te conturba, sino el propio juicio formado acerca de la misma, si bien tienes en tu mano el abolirlo al instante. Mas si te da cuidado lo que pende de la disposición de tu espíritu, quién te impide el que rectifiques esa tu opinión? No obstante, si te afliges á causa de que no haces esto ó el otro, pareciéndote recto, ¿por qué no eliges antes hacerlo que afligirte? Pero dices: « Me lo estorba un impedimento superior »: luego no te mortifiques, supuesto que no tienes la culpa de que no se haga la cosa. Pero replicas: «No soy yo acreedor á vivir no haciendo la tal cosa. » Según eso, salte de la vida con tranquilidad, como se saldría el que hubiese hecho su gusto, permaneciendo al mismo tiempo de buen ánimo para con los que se oponian á tus intentos.