Página:Obras de los moralistas griegos. Marco Aurelio-Teofrasto-Epicteto-Cebes (1888).pdf/282

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
224
MORALISTAS GRIEGOS.

entrega á los deleites; porque debe servirte de complacencia[1] el ejecutar todo aquello que te es posible según tu propia naturaleza, en la inteligencia de que en todo tiempo y lugar te es permitido. Pues al cilindro no se le da la propiedad de tener su movimiento en cualquier sitio, ni al agua, ni al fuego, ni á otra cosa alguna, la cual sea gobernada por su propia naturaleza ó por una alma irracional, siendo en realidad muchos los obstáculos que las contienen y se oponen. Pero el alma racional puede pasar por sobre todo impedimento, y en tal modo hacer libremente su carrera, como exige su naturaleza y como ella quiere. Poniéndote delante de los ojos esta facilidad, con la cual el alma podrá vencer y pasar por encima de todo óbice, así como el fuego sube hacia arriba, como la piedra desciende hacia abajo y como el cilindro rueda por un terreno declive, no inquieras ya otra cosa más. Porque los demás obstáculos, ó son respectivos á tu cuerpo, á ese cadáver animado; ó son de suyo tales, que sin una falsa persuasión y sin un asenso libre de la razón, ni lastiman ni hacen otro mal alguno; y á no ser así, al momento se haría malo el que los padeciese, visto que en las otras obras naturales ó artificiosas cualquiera daño que sobrevenga á alguna de ellas, por eso empeora á quien lo recibe. Mas entonces, si se pudiese decir así, se mejora el hombre[2], y es más digno de loor[1] Aun se vale de una expresión más viva el Salvador para significar esto mismo: Mihi cibus, et potus est, voluntatem paternam exequi. Joan., cap. 1v, v, 34. Realmente el gusto en la ejecución de las acciones honestas debía de ser el blanco en la educación de la juventud.

[2] Las adversidades sufridas con resignación de espíritu


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1