Página:Obras de los moralistas griegos. Marco Aurelio-Teofrasto-Epicteto-Cebes (1888).pdf/283

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
225
M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

haciendo buen uso de las adversidades acaecidas.

En suma, acuérdate que aquello que no perjudica á la ciudad no hace daño á su ciudadano natural, y que no daña á la ciudad aquello que no es nocivo ni contrario á la ley, ni alguno de estos que llaman infortunios perjudica ni es contra la ley; luego aquello que no causa detrimento á la ley ni á la ciudad ni al ciudadano podrá dañarles.

Á un hombre bien imbuído en las máximas verdaderas de la filosofía, le basta la menor palabra y la más vulgar para recordarle y exhortarle á la permanencia de un ánimo libre de toda inquietud y temor, por ejemplo[1], las siguientes palabras de Homero: siempre han sido y serán conducentes al aumento de la virtud. San Gregorio Nacianceno se vale de un simil muy natural para persuadirnos esto mismo, poniéndonos delante de los ojos que la llama se aviva tanto más, cuanto más fuerte sopla el viento. Y es lo que dijo Ovid., Amor, lib 1, eleg. 1: Vidi ego jactatas, motá face, crescere flamas: Et vidi nullo concutiente mori.

[1] Homero, Ili. C, v. 147, tiene estos versos, precedidos de este otro: Olntep pla) wv yevet, tarhôr xat ás ôpöv.

M. Aurelio no hizo más que indicar las primeras palabras de Homero, como suele hacerlo Cicerón al ir á citar algún proverbio, añadiendo nosti catera. El pensamiento es conforme á lo que escribe San Agustin, in Psal. 101, conc. 2: «Generatio vadit una venit altera. Videtis generationes hominun sic esse in terra, tanquam in arbore folia; sed in arbore olivæ, vel lauri, vel cujuscumque alterius, quæ toto tempore fronde vestita est. Sic tanquam folia, genus humanunm terra portat, plena est hominibus, sed cum aliis morientibus, 15


  1. 1,0 1,1