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MORALISTAS GRIEGOS.

Al modo que no te podrán hacer desistir de una buena obra los que se te opusieren, cuando siguieres la recta razón; así tampoco deberán apartar de tí la benevolencia para con los mismos; por cuya razón procura observar con igual constancia ambos á dos propósitos, de no sólo mantenerte firme en la resolución de llevar adelante lo comenzado, sino también en la de conservar la[1] apacibilidad con los que intentaren impedirte la acción ó de otra manera te fueren molestos. Porque igual debilidad de ánimo es el enojarse contra ellos, que consternándose retirarse de la empresa y darse por vencido, siendo á la verdad no menos desertor de su puesto y profesión el que atemorizado dejó de cumplir con que quien separándose se mostró ajeno con el que es su pariente y amigo por derecho de Naturaleza.

Ninguna Naturaleza es de condición más inferior que el arte[2], puesto que las artes imitan á la Naturaleza: si esto es así, lo será también que la Naturadeber, buoowuatetv. El Gatakero hace también su corrección, mudando el mismo ouodoytetv en ouoxnuatetv, y en este sentido procede nuestra versión; pues no hay duda que en el árbol ingerto queda siempre alguna señal por la que se distingue inmediatanente; además de que las ramas son totalmente diferentes. Querrá decirnos M. Aurelio que la enemistad, una vez contraída, por más que se deponga por medio de la reconciliación, siempre durá indicios de lo pasado.

[1] Los hechos ajenos, por más injuriosos que nos sean, nunca nos dispensan de las obligaciones esenciales que por derecho de sociedad debemos á nuestros prójinos, en lo cual está fundado el precepto que nos impuso el Salvador de amar á los enemigos.

[2] Es innegable lo que nos dice M. Aurelio, constándonos por la experiencia, como se ve en los ejemplos de que se vale Aristóteles, Ethic., lib, 11., cap. II.


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