Página:Obras de los moralistas griegos. Marco Aurelio-Teofrasto-Epicteto-Cebes (1888).pdf/310

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
252
MORALISTAS GRIEGOS.

parte la más vil y perecedera, haciéndolo esclavo de sus brutales placeres.

Todo lo aéreo é igneo que se te ha infundido, por más que naturalmente se incline á subirse á lo alto, con todo, obediente á la disposición de la Naturaleza universal, se detiene aquí abajo en esa masa del cuerpo. También cuanto hay en tí de térreo y húmedo, aunque por si se incline hacia abajo, sin embargo, es elevado y ocupa un puesto que naturalmente no le corresponde. Y es de advertir, que á este modo, los elementos obedecen también á la Naturaleza del universo, puesto que permanecen en donde fueron colocados con violencia, hasta que allí mismo se les haya dado de nuevo la señal[1] de la disolución. Pues no es una enormidad[2] que sola tu parte intelectiva sea desobediente y que no se halle contenta en su destino? Y más, que á ésta no se la encarga cosa alguna violenta, sino sólo lo que es conforine con su naturaleza; pero ni aun por eso se contiene, antes bien, sigue el partido contrario, porque ese movimiento que la inclina á la injusticia, al lujo, á la tristeza y al miedo, no es otro que[1] Aquel td tvdóauov, á juicio de Gatakero, puede ser en la música la señal que se da para empezar el canto; en la náutica aquel celeusma ó contraseña hecha para maniobrar, y en la milicia será aquel ávaxántuxdv aviso para retirarse ó envestir.

[2] El argumento es eficacísimo contra la desobediencia de una naturaleza racional, la cual, hecha libre con el fin de que voluntariamente se sometiese á las órdenes de su autor, y que por este singular beneficio se reconociese más obligada al obsequio, sin embargo, se levanta contra quien la hizo, no sirviendola de ejemplo el ver todas las demás criaturas rendidas á la voluntad de su Criador.


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1