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M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

una vez hubieren muerto, no hayan de volver á vivir jamás, antes bien hayan de quedar extinguidos para siempre! Dado caso que eso sea asi, ten por cierto que los dioses lo hubieran hecho de otra manera, si hubiera sido del caso hacerlo de otro modo; porque si era justo, también era posible, y si conforme con la Naturaleza[1], esta misma lo hubiera puesto por obra. De aquí es, que sólo porque no sucede de esta suerte, si es que así no suceda, puedes dar por indubitable que no era conveniente que se hiciese en esa conformidad. Y en realidad, bien ves tú mismo que proponiendo esta cuestión, entras á disputar en justicia tus derechos con Dios; los cuales ciertamente no disputaríamos de este modo con los dioses, si ellos no fuesen muy buenos y muy justos; á más de que, si son tales, sin duda no han omitido injustamente[2], ni sin razón dejado[1] M. Aurelio suele entender por Naturaleza al autor del universo: su argumento condicional es convincente, porque asentado el que sea justo aquello de cuya existencia se duda, esto es, verificada aquella primera condición, deberá juzgar todo filósofo que no sólo es posible, sino que después de la muerte hay recompensa ó castigo según las culpas 6 los méritos de cada uno.

[2] La reflexión que repetidas veces hace M. Aurelio, con la cual en medio de su ignorancia decide la causa á favor de Dios, que no seria tal, si no fuese en todo justisimo, debería llenar de confusión á tanto filófofo moderno, que si no puede formar una idea de la divinidad, de sus atributos y de la vida futura con la misma evidencia, por no decir materialidad, con que forma la de un triángulo, al punto niega y reniega de lo que sólo puede entenderse por ilación necesaria y precisa abstracción, sin haceree cargo de ser evidente que en infinitas cosas no se puede dudar de la existencia, por más que se ignore el cómo de ella; á no ser que estos materialistas duden de la existencia de su cuerpo, de que


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