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MORALISTAS GRIEGOS.

fullero; no dará alimentos á su madre; será arrastrado al tribunal reo de latrocinio, y vivirá más tiempo en la cárcel que en su casa. El mismo imita tan bien los charlatanes, que junta alrededor de sí gran muchedumbre, y llama á los que pasan, hablándoles é insultándoles con alta y licenciosa voz. Entretanto, algunos de los que pasan se le acercan; otros se retiran antes de oirle una palabra; mas á unos dice el principio, á otros una sílaba, á otros una parte de su asunto, pretendiendo que se atienda su insolencia con no menor cuidado que cuando se celebra una solemne junta. Es tambien muy ordinario que ande huyendo de los pleitos que le ponen, y que él los ponga y persiga á otros: á unos se excusa de asistir con juramento; á otros concurre, llevando en su seno un portabreves, y en las manos un legajo de autos. Tampoco se desdeña de hacerse cabeza del gran número de rabulas ó pillos de plaza; les da sin detenerse dinero prestado, y ajusta ó pide por premio de una dracma óbolo y medio al día. Recorre las carnicerías, la pescadería y bodegones, echándose en la boca las monedas que recoge de las logrerías ó ganancias que saca. Estos son malos de tratar; tienen la lengua muy suelta para la maledicencia, y atruenan con tan grandes voces, que hacen retumbar con ellas la plaza y tiendas donde entran.