Página:Obras de los moralistas griegos. Marco Aurelio-Teofrasto-Epicteto-Cebes (1888).pdf/36

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
XXXIV
MORALISTAS GRIEGOS.

de tiempo y por la suma frugalidad de su mesa.

Esta, la igualdad de ánimo y el uso diario de la triaca le alargaron la vida, en medio de ser tan laboriosa y combatida de sinsabores domésticos y públicas calamidades, hasta los sesenta años, poco más ó menos, según consta de los historiadores.

Ya es tiempo de sacarle del ocio de la paz á la agitación de los viajes y al tumulto de la guerra.

La de los Marcomanos (á que sirvió de preludio la de los Catos, domados últimamente por Didio Juliano, que después fué emperador) ocupó á M. Aurelio casi todo el tiempo de su reinado. Habitaban la que hoy llamamos Bohemia, y eran los principales st, pero no los únicos pueblos alborotados, nombrando la historia, entre otros, á los Jacyges, Cuados y Victovalos. Estas inquietudes empezaron desde que las fuerzas del Imperio estaban ocupadas en hacer frente á los Partos. M. Aurelio contemporizó por entonces, hasta desembarazarse de la expedición de Oriente. El tiempo que él se tomó no le desperdiciaron los enemigos, engrosando su partido con nuevas alianzas, de suerte que, cuando llegó el caso de hacer la paz con los Partos, ya la guerra de Alemania se había embravecido con tal furor, que hubo quien la comparase con la de Aníbal; y las disposiciones que se tomaron para ella no desdicen de aquel paralelo. Para reclutar el ejército se echó mano de esclavos que voluntariamente sentasen plaza, de gladiadores, y aun de foragidos y salteadores de la Dalmacia y la Dardania. La venta de los muebles de Palacio suministró los fondos. A estas medidas de prudencia juntó M. Aurelio las que su religión le dictaba, para hacerse propicios á los dio-