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MORALISTAS GRIEGOS.

tud de que tenga mano en el gobierno. Si algunos le satirizan ó injurian, dice : Es imposible que ellos y yo vivamos en la ciudad. Saliendo de su casa en la mitad del día, rasurado de moda y acicalado hasta en las uñas con grande esmero, repite imperiosamente estas ó semejantes palabras: Es imposible vivir en esta ciudad. Añade que es indecible lo que tiene que padecer en el tribunal con los pleiteantes; que se abochorna de concurrir á la junta cuando se le sienta á su lado algún desaseado y mal vestido; que es aborrecible todo el gremio de los oradores, y que Teseo (legislador de Atenas) fué la primera causa de que la ciudad padeciese tales desórdenes. Estos y otros semejantes discursos tiene con los forasteros y con los ciudadanos que son de costumbres jantes á las suyas.

XXVII.

DE LA INSTRUCCIÓN TARDÍA.

La instrucción tardía parece ser diligente aplicación á instruirse pasada la edad correspondiente. El que se instruye tarde es tal: Cumplidos sesenta años, aprende relaciones (de oradores y poetas), y al recitarlas ó cantarlas en el convite se le olvidan. Aprende de su mismo hijo á dar media vuelta hacia la espada ó hacia el escudo (esto es, á la derecha ó izquierda).