por tanto, mal pudo ser traducido de la obra de Gomberville. Cierto que Ticknor considera el Théâtre moral como reproducción del libro La doctrine des mæurs, publicado en 1640 y tantos[1], en cuyo caso, y dentro de su tesis, podría creerse que así la obra castellana como la de Gomberville eran traslados de aquélla. Y es no menos indudable que, pensando de esta suerte, la cronología quedaba totalmente á salvo. Pero ¿de que una obra sea posterior á otra, se puede concluir que sea reproducción de la primera? Es evidente que no. Y en qué otras razones apoya el critico norteamericano la afirmación que rechazamos? En ninguna, que yo sepa. Nada dice Ticknor que autorice á creer que su juicio se formó en virtud del cotejo de ambos libros; nada de la edición de 1669, lo que prueba que sólo conocía la de 1733, que él cita. Esto y la identidad de las primeras palabras del título[2], indujéronle, sin duda, á asegurar que era, en lo tocante á la prosa explanatoria, fiel traslado del Théâtre moral de Gomberville. Quizá intervino por mucho en semejante juicio el publicarse anónima la obra castellana. Y aun la sinceridad y buena fe que á todas luces rebosan del «Proemio », hubieron de parecerle á Ticknor traza de mal aconsejado editor, que pretendía, con dudosa habi- [1] Ticknor no precisa la fecha, pues sólo pone las cifras 164... en su Catálogo.
[2] La obra de Gomberville que Ticknor cita se titula: Théátre moral de la vie humaine ; la obra anónima de que tratanros, Theatro moral de la vida humana, en cien emblemas, con el Enchiridión de Epicteto y la Tabla de Cebes. La primera editóse en Bruselas, 1672; la segunda en Amberes, 1733.