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EPICTETO.—MÁXIMAS.

mites que ella te prescribe, y si la desdeñas caerás iinfaliblemente en el precipicio; porque cuando la curiosidad te ha hecho tener zapatos al uso y que exceden á la medida de tus pies, entonces los quieres dorados, los quieres de púrpura, los quieres bordados y de una obra preciosa y magnifica. Asi es de las riquezas. Cuando traspasas la medianía no hay más límites para ti y te vas insensiblemente á toda suerte de lujo y de exceso.

LXII.

Luego que las doncellas han llegado á la edad de catorce años, los hombres comienzan á llamarlas sus damas, lo cual las hace conocer que la Naturaleza las puso en el mundo para ellos y que deben procurar agradarles; ellas se tocan y adornan lo mejor que les es posible y ponen todas sus esperanzas en sus ornamentos, por lo cual conviene hacerlas comprender que no las hacen reverencia y cortesía sino porque son modestas, prudentes y virtuosas.

LXIII.

El aplicarse demasiado á las cosas corporales es señal de un alma baja, como el ser continuo en los ejercicios de comer y beber mucho, el darse demasiado á las mujeres y gastar más tiempo del que es menester en las demás funciones del euerpo. Todo esto se ha de hacer de prisa y como de paso. Al espíritu se han de dar todos nuestros cuidados.