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LA TABLA DE CEBES



Andábamos acaso paseando por el templo de Saturno, donde veiamos muchas y diversas memorias[1], y entre ellas había una tabla enfrente del templo, en que había una extraña pintura, que tenía muchas fábulas propias; las cuales no podíamos conjeturar qué eran, ni de dónde[2]. Porque


  1. AvéxsIto. Abril lee ivéxeito, conforme á la edición de Paris (1557) y la de Plantino (1585), que son las que parece que éi siguió. Jacobo Gronovio, que consultó varios MSS., asegura que en dos de los más antiguos y de mejor nota se halla dvéxerto. La verdad es que este verbo explica con propiedad la costumbre observada por los antiguos de colgar de las columnas y paredes del templo lo que ofrecian y consagraban á sus falsos dioses, que es lo que llama aquí Cebes ávabiuata, votos ú ofrendas.
  2. Tivec xa! nóte aav, qué eran, ni de cuándo. Esta es la lección inás recibida, que también siguió Abril, pero traduce como si estuviera escrito tiveç xal wóbev ñoav, qué eran, ni de dónde. No dudaban los forasteros, ni parece podían dudar, del lugar de donde había venido la pintura, siendo entonces la Grecia sola el domicilio, por decirlo asi, de esta