sedad, puesto que ha viste, no sólo hechos elocuentisimos en sf propios[1], sino la serie jamás interrumpida de alabanzas tributadas al genio. del gran Dramaturgo, por Ben Jonson, por Milton, por Dryden, por Samuel Johnson...
Pero, habiéndose objetado que tales elogios eran producto de arranques de fascinación y no de juicios elaborados tras deteaido pensamiento y meditada consuita, es necesario replicar resueltamente que jamás Shakespeare perdió sn popularidad. Solo crilicos furiosos, en proporción á su divergencia del común sentir, ballaban placer en la aseveración. El puebio inglés siempre apiaudió á su Poeta predilecto. Y los verdaderos literatos siempre se desbicieron en elogios del dramáticu incomparable, aun cuaudo creyeran necesario censurar lo que no encontra ban dentro de sus particulares ideas.
«Sh:kespeare (dice Dryden) fué de entre touos los modernos-y ataso de entre todos los antiguos-el poeta de inteligencia mayor y máz abarcadora.» «Cuando 'describe algo, lo veis: mucho más, lo seatis. Los que le acusan de falta de instrucción hacen su mejor apologia: no necesitaba de los libros para leer la Naturaleza; que, cou mirarse
- ↑ Recuérdese que el aprecio do Sbakespeare duró mientras que la guerra civil y la potémica politica y religiesa habían casi desierrado de Inglaterra á la poesia y á las arles sus hermanas, y la poesia dramática había sido proscrila por un ciego fanatismo. Recuérdese lambién que, á la Restauración, «When heading and hanging were going forward», cuando el decapitar y ei ahorcar eran lo corriente, los teatros se abrieron con dramas de Shakes peare, y que, para evitar compelencias, tos dos coliseos de Killigrew y de Davenant se repartieron las prodacciones del inmortal Dramalurgo.
Además, la fama de sus comedias eslaba ligada á la de los actores que primero las representaron, y éstos faltaban todos cuando la Restauración. El celebérrimo Burbage murtó tres akos después de Shakerare. Kempe habia faltado antes. r'ro la fama de las tragedias no
- rió cou eilos,
