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Julián Juderías

las muchachas, pero á mi modo de ver esto no es ningún defecto y se le pasará con el tiempo....

—¡De qué buena gana le vería! exclamó Lisa suspirando.

—Pues de V. depende. Tugiloff no estará lejos; total son tres verstas. Se va V. á pie ó á caballo como si fueso de paseo y de seguro se lo encontrará V. en el camino. Todas las mañanas temprano se va de caza con la escopeta al hombro.

—No, no está bien. Puede figurarse que voy á buscarle. A todo esto, como nuestros padres están enfadados me quedaré sin conocerle. Nastia ¿sabes una cosa? ¡Me disfrazaré de campesina!

—¡Magnífica idea! Se pone V. una camisa de tela burda, un sarafán y se va V. á Tugiloff. Le aseguro que no por eso dejará Berestow de mirarla.

—Además, sé imitar muy bien el habla de los campesinos ¡Ay! Nastia ¡que idea más soberbia!

II

Lisa se acostó aquella noche con el firme propósito de llevar a cabo su plan costase lo que costase. Al día siguiente, comenzó á prepararlo todo. Mando que le comprasen una falda de paño burde. un pañuelo de seda y con auxilio de Nastia se hizo un traje de campesina, obligando a todas las criadas á que trabajasen sin levantar cabeza. Al anochecer estaba todo listo. Lisa se probó el traje delante del espejo, se persuadió de que nunca había estado más guapa y ensayó el papel que tenía que representar, haciendo reverencias al estilo paleto; moviendo la cabeza como ciertas figuras de porcelana, hablando en dialecto, tapándose con la manga al reirse y mereciendo, en una palabra, la plena y entera aprobación de Nastia. Solo una cosa la preocupó: ensayó ir descalza por el patio,