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XXXVIII
PRÓLOGO.

con exceso encarnizados en una controversia en cierto modo escandalosa, y aunque la Iglesia favoreció implícitamente la opinion de Dupanloup, puesto que en la Compañia y otras Ordenes religiosas, con tácita aprobacion de la Santa Sede, siguieron leyéndose los clásicos como base de las humanidades, no recayó, ni cabia que recayese, sobre la materia una decision dogmática. La opinion de Gaume aún tiene partidarios entre personas animadas de indiscreto y exagerado celo. Un obispo que con traducciones de autores profanos se empeña en difundir en su patria el gusto por la literatura clásica, iniciando así una especie de Renacimiento, no podia desentenderse de una opinion que, si bien improbable, tiene en su favor la autoridad de dos ilustres escritores católicos.

Con este motivo IPANDRO ACAICO se apresura á tratar, si bien sucintamente, la cuestion de los clásicos, y sumariando la historia de sus dudas, establece los fundamentos de la doctrina que hoy profesa.

IV.

En el prefacio de los Idilios de Bion, publicados por vez primera en 1868, dice IPANDRO ACAICO lo siguiente:

«Hace nueve años que emprendí la traduccion poética de los Idilios que hoy presento al público. Poco satisfecho con mi trabajo, la refundí enteramente ocho meses despues, llegando