VI
Por ásperos caminos he llegado
a parte que de miedo no me muevo;
y si a mudarme o dar un paso pruebo,
allí por los cabellos soy tornado.
Mas tal estoy, que con la muerte al lado
busco de mi vivir consejo nuevo;
conozco lo mejor, y lo peor apruebo,
o por costumbre mala a por mi hado.
Por otra parte, el breve tiempo mío,
y el errado proceso de mis años,
en su primer principio y en su medio,
mi inclinación, con quien yo no porfío,
la cierta muerte, fin de tantos daños,
me hacen descuidar de mi remedio.
VII
No pierda más quien ha tanto perdido;
bástete, amor, lo que ha por mí pasado;
válgame agora haber jamás probado
a defenderme de lo que has querido.
Tu templo y sus paredes he vestido
de mis mojadas ropas, y adornado,
como acontece a quien ha ya escapado
libre de la tormenta en que se vido.
Yo había jurado nunca más meterme,
a poder mío y a mi consentimiento,
en otro tal peligro, como vano.
Mas del que viene no podré valerme;