Nunca entre sí los veo sino reñidos:
de tal arte pelean noche y día,
que sólo se conciertan en mi daño.
X
¡Oh dulces prendas, por mi mal halladas,
dulces y alegres cuando Dios quería!
Juntas estáis en la memoria mía,
y con ella en mi muerte conjuradas.
¿Quién me dijera, cuando en las pasadas
horas en tanto bien por vos me vía,
que me habíades de ser en algún día
con tan grave dolor representadas?
Pues en un hora junto me llevastes
todo el bien que por términos me distes,
llevadme junto el mal que me dejastes.
Si no, sospecharé que me pusistes
en tantos bienes, porque deseastes
verme morir entre memorias tristes.
XI
Hermosas ninfas, que en el río metidas,
contentas habitáis en las moradas,
de relucientes piedras fabricadas,
y en colunas de vidro sostenidas;
agora estéis labrando embebecidas,
o tejiendo las telas delicadas;
agora unas con otras apartadas
contándoos los amores y las vidas;