Esta página ha sido corregida
91
Pues bien, Señor.—en el amargo cáliz
De mi dolor, de mi esperanza rota,
Todavia caber puede una gota;
Derrámala nomás.
Pero en la copa de la vida de ella
Solamente, Señor, derrama almíbar,
Aunque yo viva devorando acíbar
Por siempre y por jamás.