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Pero Jove, iracundo, Blandió sobre sus frentes altaneras El acha del relámpago que hiere Como á una vieja selva las esferas: A su golpe profundo, Vacilaron montañas y titanes; Y bajó el torbellino, Heraldo de su gloria, Con la negra cimera de huracanes, A anunciar á los mundos la victoria!
Rodó la turba impía
En espantoso vértigo á la tierra;
No volverá á flamear en las alturas
Su pabellon de guerra
Teñido con la luz de cien volcanes.
Cayeron los titanes
Del abismo en las lóbregas entrañas;
Y Jove vengativo,
Convirtió los corceles de granito
En salvajes é inmóviles montañas.