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II
El Cáucaso, caballo de batalla De algun titan caído Al golpe del relámpago sangriento, Se destaca sombrio Con el cuello estirado, cual si fuera A beber en el cauce turbulento Del piélago bravío.
Sobre la negra espalda,
y entre el espeso matorral de rocas,
Que fueron la melena sudorienta.
Donde cuelgan las nubes vagabundas
Sus desgarradas tocas
Y en la noche desciende
A dormir fatigada la tormenta,
Tendido está el jigante,
Que amarraron los cíclopes soberbios
Tras larga lucha fiera
Con templadas cadenas de diamante:
Aun su pecho jadéa
Como cráter hirviente;