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El himno con que arrulla El sueño de los negros promontorios, Centinelas inmóviles del mundo, y le enseña, latiendo en sus entrañas, De las faunas y floras venideras, El légamo fecundo.
Las tenebrosas puertas del pasado
Rechinan á su empuje omnipotente,
y se alzan en tropel á su presencia,
Desde el fondo del caos petrificado,
Las formas y las razas estinguidas
En cuya adusta frente,
El ojo de la ciencia deletrea
El verdadero Génesis del mundo,
Que la leyenda bíblica falsea!
Todo á su paso vive, alienta, brota:
El mar, el monte, la desierta esfera;
Y á su soplo creador todo se espande
Palpita y reverbera.
Levanta el polo mudo,
Como un arco triunfal, para que pase
Sus montañas de hielo,