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Y enciende presuroso Sus jigantescas lámparas el Ande Para alumbrarle el tránsito del cielo!


Él es el soberano, el heredero Del cetro de la tierra, Por su inmenso poder transfigurada! No hay piélago ni abismo Que no razgue su seno á su mirada. El guerrero inmortal que en cruda guerra Destronó el paganismo Y rompió las cadenas que arrastraba La pobre humanidad esclavizada.


Es la chispa divina Encendida en las bóvedas oscuras De la conciencia humana, Que todo lo ilumina; El signo de una raza de titanes Destinada á la lucha y al martirio: La Raza Prometeana!