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Página:Prometeo - Olegario Víctor Andrade.pdf/6

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He aquí como la describe Renaud, ciñéndose á la narración de Hesíodo en su Teogonia:

"Antes hubo seres que intentaron el progreso del hombre por la fuerza del pensamiento; pero en vez de gloria, alcanzaron crueles castigos, en razón á que se suponía que los dioses veian con envidia á aquellos inventores que usurpaban algo de su poder con sus creaciones independientes. Admiraban las proezas de la fuerza física: tronchar árboles y hacer rodar peñascos; pero les infundia miedo el ver encender lumbre, forjar el hierro, vestir, alimentar y sanar por medio de preparaciones misteriosas. Quizás habrian aceptado tales invenciones sin el temor del rayo, que parecía siempre dispuesto a herir a los temerarios. Decíanse en voz baja que Esculapio pereció de un modo terrible, porque habia querido resucitar muertos con brebajes; y á veces, excitados por el terror, se hacian verdugos para adelantarse á los dioses, mataban á Triptolemo que les enseñaba la agricultura. Prometeo fue el más famoso de aquellos genios benéficos. Pertenecía á la gran raza de titanes que se rebeló contra los dioses, aunque mas cuerdo que sus hermanos no tomó parte alguna en aquellas luchas del orgullo, sin duda porque veía claro el desenlace de la guerra, por amenazadoras que fuesen las cohortes de los titanes. A mayor abundamiento, ¿qué le importaban aquellos furores de ambiciosos contra ambiciosos que combatian entre sí, unos para conservar el trono celeste y otros para recobrarle? Su corazón no estaba allí, lejos de aquellos poderosos, de aquellos soberbios, dioses ó titanes: miraba conmovido cómo se agitaban las criaturas débiles, tímidas, sin vestidos y sin utensilios, oprimidas a la vez por la tierra y por el cielo donde nadie se cuidaba de acudir en su auxilio. Ni titanes ni dioses pensaban en los hombres; y cuando Zeus, rey del Olimpo, salió vencedor, quiso destruir a los inocentes mortales con sus enemigos, a tal punto llegó la embriaguez de su victoria,