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268 Biblioteca de los Americanistas.

para el abasto común; poes ya hubo florido tiempo en que el alférez Pedro de Armengol, uno de los ganaderos más ricos, se obligó á dar, como lo hizo, veinticinco libras de carne de vaca por un real, y el crecimiento y puja no podo tener efecto, estando suspensa la voz de la pública almoneda por término de seis años, impedida la libertad de los ganaderos con el remate del primero: fuera de haber quedado, desde entonces, dagnificados los propios; porque el prometido, que es de la ciudad, lo puso con calidad de que la mitad dél fuese para los propios, y la otra mitad para el castillo de Granada, que entonces se construía y edificaba de terraplén, tan mal logrado, como se verá en la parte que en el tercer tomo le toca; quedando desde entonces tan disminuído el prometido, que ha habido año que sólo ha fructificado cuatrocientos pesos.

Y en los oficios preeminentes, que siendo de grandísimas prerrogativas, y por ser muy apetecidos y siempre ocupados, hoy, por razón de no guardárseles sus exenciones y preeminencias, están todos, muchos años ha, en vacante; y en especial, lo más reparable deste defecto resalta y sobresale en el oficio y opción de alférez mayor, que por razón, no sólo de asentada y recebida preeminencia entre otras ilustres y graves de que goza, es una la de que en la víspera y día de la feliz y triunfante mártir y virgen santa Cecilia,[1] que son los del solemne y autorizado triunfo y paseo del pendón y lábaro Real, en remembranza de que en semejante día se trasmigró esta ciudad del sitio antiguo al que hoy goza, lleva el alférez mayor el lado derecho del presidente, y el siniestro el oidor más antiguo: respeto y venerable atención que se debe, no al vasallo, sino á la representación de la insignia que en sus manos decorosamente lleva. Y porque por los años pasados, siendo presidente de la Real Audiencia D. Fernando Altamirano de Velasco, conde de Santiago, caballero de la misma orden, pasó por esta ciudad D. Diego de Ribera, caballero togado que del

  1. Libro I de Cédulas Reales del Cabildo, folio 117.