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Recordación Florida. 367

cerrillo, y allí le ofrendaban flores, copal y otras cortezas aromáticas; sacrificándole algunas aves, conejos y tepezquintes: así porque esta ofrenda servia de derechos para la congrua de los Papaces, como porque aquel quedaba por sitio sagrado desde aquel día. En esta forma, si era de rey ó señor natural, el enterramiento era como adoratorio, porque aquella estatua le atribuían deidad; discurriendo que como los había gobernado en vida, cuidaría en muerte de sus conveniencias y buenos temporales. Pero si era sepulcro de ahao ó de principal, quedaba constituído en lugar de refugio, á donde se acogían los delincuentes; discurriendo podían entonces serles padrinos y intercesores para con el rey, como lo eran cuando vivían.

Volvían á el palacio ó á la casa del señor, y allí, después de dar el pésame y la obediencia á el nuevo príncipe, se les ministraba un grande y durable convite, en que todos participaban de aquellas viandas de su estilo; sentados los señores y principales en varias ruedas, que formaban por aquellos patios de las habitaciones: á estas ruedas seguía otra en pie de los criados nobles de aquellos señores, y á la rueda de esta nobleza de criados, otra rueda de criados inferiores de los de la íntima plebe. Los cuales convites se desordenaban y disolvían, con la grandísima y perniciosa embriaguez que tomaban de chicha abundante, de diversos géneros de frutas y raíces de que la fabrican. Y después de ocho días que asistían en aquel pueblo, que era la corte, en continuados sacrificios de animales y aves como dijimos, y nunca de hombres sino era en el Quiché y no en otra parte del Reino, como diremos en la Segunda parte de esta historia, se volvían con licencia del nuevo rey á la residencia de sus casas y gobierno de sus pueblos.