Página:Recordacion Florida Tomo I.pdf/57

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
XLVI Biblioteca de los Americanistas.

viviría mucho más tiempo aquel singularísimo carácter.

El inglés Robertson, á quien tanto sirvió la obra de Bernal Díaz para escribir su deficiente Historia de América, le pinta muy favorecido ; aplaudiéndole con entusiasmo la ingenuidad, sinceridad y sello de autenticidad que la crónica manifiesta, aunque al contar los pormenores más interesantes demuestre un amor propio y vanidad muy graciosos, si bien disimulables en un soldado que asistió, sin duda, á más batallas que á lecciones de gramática. Bernal Diaz ni aun sabía latín, lo cual, en su tiempo, apenas era disculpable, y así lo refiere al asegurar que por aquella ignorancia no pudo entender las palabras puestas en el escudo concedido á Hernán Cortés con el título de Marqués del Valle; mas no por esto debe admitirse el calificativo «de idiota y sin letras» que á sí propio se aplica en el cap. ccxii de su historia. Bernal Díaz pasó por buen soldado; si no de los nacidos para producir héroes cual Cortés y grandes capitanes como Alvarado y Montejo, fué de aquellos que en la subordinación y en la obediencia cifran su culto; y que siendo fácil en prestarse á la fatiga, buen explorador como andariego, voluntarioso y alegremente dispuesto siempre, aunque por jactancia, á todo lo que pudiera hacerle figurar entre los primeros, contribuyó, y no poco, al éxito admirable de la conquista. Hija de su carácter fué la mala suerte que en ella alcanzó; pues mientras sus compañeros más osados tenían en poco los títulos, los honores, las capitanías generales y adelantamientos con que fueron premiados, él, sin pasar de simple encomendero y de regidor de Cabildo, siquiera fuese del de Guatemala, limitó el lamento de sus desdichas á sublimar en su historia el valor de los servicios que á la patria había prestado. En ellos obró más de corazón que por cálculo, y ahí se equivocó grandemente; pues sabido es que la sencillez y la modestia nunca se tuvieron por las mejores cualidades para conseguir medros y disfrutar aplausos ruidosos. Mas ya que sus contemporáneos se los negaron, justo es que la posteridad, libre de egoísmos y de pasiones, se los conceda con espléndida largueza.