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108 Biblioteca de los Americanistas.

drioso de la materia que pulida y delicadamente labraban; que lo demás, labrado en lo bruto, tosco y resistente de una piedra, ó en lo trabado y firme del tetpetate. Ninguno habrá tan rústicamente rudo que piense no tenían instrumentos, pudiendo discurrir en verdad que todo esto labraban y hacían sobre dibujo á golpe de las hachuelas de metal campanil que en los partidos de Tecpan-Attitlan, Attitlan-Totanicapa, Quetzaltenango y Cuchumatlan duran y se conservan, que en las demás partes han escapado pocas del rescate con que con ansía las procuraban y consumieron los españoles, por el interés de cuatro y cinco castellanos de oro que afinándolas sacaban de cada una; siendo este metal el mejor y más selecto que hay descubierto para la fundición de campanas y artillería; haciendo á las unas dulces y claramente sonoras, y á la otra reforzada y durable. Pudiera sacarse mucho deste metal de la mina que tienen hoy en labor los indios del Cuchumatlan alto; de donde, siendo yo corregidor, lo ví en planchuelas y en mucho número. Pero la piedra chay tiene otro arte en su labor, lo cual diré en esta Primera parte, si acaso diere lugar el tiempo á cumplir con lo que el Rey mi Señor me manda le remita esta Primera parte.