pales caciques de ella, que los conquistadores y demás vecinos les habían afeado y tenido á mal la pacificación hecha, embarazándoles pacificar lo restante de aquella cordillera de el Norte, y que los tales caciques habían servido mucho y bien á S. M. y ayudado á la reducción de los indios. Por este informe S. M. envió blasones y escudos de armas para los caciques (que no había en el mundo conquistado) y orden para publicar una provisión Real á voz de pregonero en que se mandaba no se introdujeran con ellos los conquistadores y vecinos para impedirles semejante reducción; probándose en la información que el Padre Casas y Angulo ni otro religioso de los de aquel tiempo había aportado á el Lacandón, y que los caciques que trajeron á Goathemala eran de la provincia de la Verapaz. Y á la verdad no todos eran de aquel territorio de Verapaz, porque el cacique D. Juan era señor de la parte del Quiché, y D. Miguel, del señorío de Chichicastenango, y D. Pedro señor de los Sacattepeques de los Mames; que así lo hallo en la historia manuscrita de Verapaz favorable á estos religiosos, por D. Martín Alfonso Tobilla, alcalde mayor de aquella provincia de Verapaz, que para en mi poder: siendo de advertir que Sacattepeques de los Mames dista más de treinta y cuatro leguas fuera de este territorio de Tecuzutlan, estando en medio de uno y otro partido la jurisdicción del corregimiento de Tecpanatitlan, administración franciscana, y después la de Quetzaltenango, que administra la misma religión Seráfica, y después más al Occidente los Mames, que es administración Mercenaria; y que estos de Verapaz se dieron y sujetaron á la obediencia Real de su espontánea voluntad, aunque después se levantaron. Y se dice la causa con otras cosas que en la información se contienen, que callo por lo mucho que merece esta ilustre religión ser atendida, y porque de lo que hicieron aquellos Padres no tienen la culpa los religiosos de hoy, que tanto ilustran, autorizan, ennoblecen y edifican esta república; habiendo ilustrado también las de los indios con el buen ejemplo y doctrina que producen, y lo que toca á el lustre de los conventos, templos y
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