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126 Biblioteca de los Americanistas.

un indio gobernador, lo promovieron ó suspendieron la canónica, y por este motivo se dió á el clero. Habíase á los principios librado una provisión para que los religiosos doctrineros pudiesen castigar á los indios sobre los defectos que tuviesen en aprender la doctrina cristiana, cuya fecha es de Goathemala á los 16 del mes de octubre de 1560 años, tiempo en que los religiosos de Santo Domingo la necesitaron para el catequismo de las provincias de Chiapa y Verapaz, con cuyos religiosos habla el despacho de la Audiencia real; pero por muchos excesos que se cometieron, los mismos Prelados mandaron con graves penas, que los religiosos no castigasen á los indios por si, ni por sus fiscales, ni aun por defectos de la doctrina; con que á la verdad hoy los indios en esta materia y en lo demás están sin cultivo y muy sobre sí. Fr. Luis de Mesa fiaba en esta y otras provisiones para el castigo de los indios, pero le salió mal. Mas después de largo y reñido litigio veo vuelta esta doctrina á la religión por determinación del Real y Supremo Consejo de las Indias, cuyos decretos tengo y venero por justísimos para pensar que, pues se le volvió la administración, está y estuvo allí bien colocada.

En lo dilatado deste valle se mantienen y hallan sitos otros pueblos de no menor crecimiento de habitadores y indios vecinos; pues son muy acreditados y conocidos Comalapa, Pacisia, Parramos, Itzapa, Patzón, y Tecpangoatemala; cuya situación se mira más arrimada á la parte occidental, con grande aparato y ostentación en todos de muy excelentes casas de cabildo, conventos y templos admirables: cuyo pasto espiritual desde lo primitivo y en tiempo de la conquista está á el cuidado vigilante de la religión edificativa, ejemplar y docta de mi patrón San Francisco; cuya regular administración es como cumplida igual en todas partes donde tienen cargo de almas, no sólo en el cuidado de la educación de los indios, en que como especial y vigilante resplandece su cuidado y caritativo esmero, pero pasa como único y particular el celo de defender sus agravios: no siendo menos aventajado el esmero en el ornato y deco-