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136 Biblioteca de los Americanistas.

ria que la piedra Chay; en cuya diafanidad les representaba el demonio á los deputados la resolución que se debía tomar: y si era confirmando la sentencia, luego se ejecutaba allí en aquel tribunal sobre aquella peana, donde también se le hebía dado tormento al reo; y si en contrario se representaba, ó no se figuraba en lo diáfano de la piedra alguna cosa, quedaba libre. Y este oráculo era también consultado en todos los movimientos militares que se ofrecían; ejecutándose ó no la guerra según el aspecto ó representación del oráculo, de que hoy dan razón españoles y indios muy ancianos. Pero como en aquellos tiempos primitivos de nuestras fundaciones llegasen estas noticias al reverendo obispo don Francisco Marroquín, de clara memoria, mandó cortarla curiosamente á escuadra, la consagró y aplicó para ara, que hoy sirve en el altar mayor del convento de San Francisco de Tecpangoathemala, y es presea de singular hermosura y valor. Tiene de largo esta piedra media vara cumplida.

La puerta principal desta plaza fuerte ó ciudadela que entraba por la calzada dicen y afirman que se cerraba con dos puertas, como si dijéramos en el grueso muro, una en lo exterior que salía afuera, y otra á la parte interior que quedaba en lo murado, y que éstas eran de la piedra Chay, que venían á ser una en pos de otra, á la manera de las que usamos en nuestras cárceles; y que en ellas había frecuente guarda, una afuera á la campaña, y otra á la parte de adentro, las cuales alternaban y cubrían los puestos por semanas. Y además, de la otra parte de la barranca, en la campaña, había unos cerrillos de cuarto á cuarto de legua, donde había asistencia de continuas vigías, para atalayar de mucha distancia de tierra, y avisar de las invasiones del Quiche y rey de Sotojil. Mudóse la poblazón á donde hoy está con mucha distancia, por temerse no se volviesen á levantar, ser pocos los españoles para presidiar la plaza, y éstos andar de unas partes en otras conquistando.