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Recordación Florida. 159

gente de la de Quetzaltenango, repechó hasta la mitad del cerro, alojando su ejército en varios sitios que circunvalaban y ceñían toda la distancia del circuito de aquel sitio. Y sacando de aquellas compañías ó alojamientos algunas mangas, las hizo marchar a la eminencia, siguiendo á éstas el resto de las compañías; mas con tal orden, que en la marcha iban formando una figura triangular una manga con otra; provocando de esta manera las primeras escuadras á los indios para empezar la batalla. Pero ellos, desacordados y confusos, viéndose acometer, embistieron por varias partes en tropa; con que haciendo alto á este tiempo nuestras mangas, hicieron valiente resistencia á el ímpetu de sus flechas, vara, piedra y grita, y á la segunda carga de nuestros soldados, volviendo unos á la eminencia, escapando otros, y dándose muchos á el rendimiento, quedaron presos entre éstos Sinacam y Sequechul, que perseveraron, como queda referido, por quince años en lo duro y funesto de la prisión, hasta el embarco de D. Pedro de Alvarado para la Especería ó las Molucas.

Esta guerra y prisión de estos caciques rebelados dió ocasión y principio á la fiesta del Volcán, que es representación de esta acción militar, que sólo se hace y representa en ocasión de fiestas Reales. Para ella el alcalde corregidor del Valle, con los otros comisarios de fiestas Reales, da la orden á los pueblos destinados para esta función; y estos pueblos en obsequio de la Real persona, á quien todos debidamente obedecemos, forman en la plaza mayor de esta ciudad (sitio y anfiteatro de representaciones lucidas) hacia la parte donde está la fuente, un volcán muy eminente de maderos fortísimos y muy robustos y crecidos, y la víspera de la representación le visten y adornan como un monte natural, con muchas hierbas y flores diversísimas (de que este país es muy abundante) y después de adornado en esta forma acomodan en las ramas muchos monos, guacamayos, chocoyos, ardillas y otros animalillos, y en algunas grutas que en él fingen acomodan tres ó cuatro dantas, según las que han podido cazar, ciervos, jabalíes y pizotes.