ñorío, le sucedió su hijo Axopil, que continuando la obra de su predecesor estableció la corte en Utatlán, é impuso entre los suyos y á los indígenas vencidos la legislación y prácticas por que se regían los tultecas. Las leyes y ordenanzas que observaron los señoríos de aquellos territorios, las resume el Bachiller D. Domingo Juarros en estos términos:
«En las leyes de sucesión al trono[1] se ordenaba que el primogénito del Rey fuese el inmediato sucesor á la corona, y al hijo segundo le daban el título de Electo, porque debía suceder al hermano mayor: los hijos de éstos tenían el título, de Capitán mayor el hiio primogénito, y de Capitán menor el hijo del segundo. Muerto el Rey, empuñaba el cetro el inmediato sucesor, y el Electo pasaba á inmediato: el Capitán mayor ascendía al puesto de Electo, el Capitán menor á Capitán mayor y el pariente más cercano á Capitán menor. De esta suerte, subiendo por grados al trono, se conseguía que los Reyes siempre fuesen provectos en edad, cargados de méritos y muy experimentados así en lo político como en lo militar. Pero si alguno de estos cuatro señores se advertía inútil ó falto de condiciones, quedaba en aquel primer puesto hasta su muerte, seguía la sucesión en los términos expresados ó entraba al grado superior el pariente más cercano.
»El Consejo Supremo del Monarca del Quiché se componía de veinticuatro Grandes ó Ahaus, con quienes consultaba el Rey para el acierto de los negocios políticos y militares. Estos Consejeros gozaban de grandes honras y privilegios, y eran los que llevaban en hombros las andas del Rey cuando salía de su palacio; pero también eran severamente castigados cuando cometían algún delito. Estaba á cargo de estos magnates la administración de justicia y la recaudación de los tributos.
- ↑ Los datos se fundan en los manuscritos de D. Juan Torres, hijo, y de D. Juan Macario, nieto del Rey Chignaviucelut, y de D. Francisco Gómez, primer Ahxib Quiché; manuscritos que tuvo en su poder Fuentes y Guzmán y los utilizó en la Recordación Florida.