1. D. Francisco Marroquín, natural del valle de Toranzo en la provincia de Santander, maestro de Filosofía y Teología en Osuna y sacerdote luego en la Corte de Carlos V, siguió á D. Pedro de Alvarado el año de 1530 á Guatemala, y fué nombrado primer cura de la ciudad de Santiago de los Caballeros. En 1533 le presentó el Emperador para primer obispo de aquel reino; le consagró en Mexico el obispo Fr. Juan de Zumárraga en 1537, y murió en la capital de su diócesis en abril ó junio de 1563. Dedicóse desde que pisó la tierra de América a la educación y protección de los naturales; llevó luego a su diócesis religiosos Dominicas de Nicaragua y Franciscanos de Mexico; se fundó á su memoria el pueblo nombrado San Juan del Obispo, y dejó escritos un Catecismo y doctrina cristiana en idioma utlateco, Arte para aprender los principales idiomas de Guatemala, y otras obras.
2. El Ilmo. Sr. Bernardino de Villalpando nació en Talavera de la Reina, provincia de Toledo; fué electo obispo de Santiago de Cuba en 1559, y trasladado a Guatemala en 1564, tomando posesión el siguiente año de 1565. Aplicó las prescripciones del Concilio de Trento durante la gobernación de su diócesis, lo cual le produjo disgustos con las órdenes religiosas y repulsas del rey D. Felipe II, á que respondió con bastante desenfado; reunió en 1566 un sínodo, el primero de Guatemala, y habiendo salido de la capital, murió repentinamente en el pueblo de Chalchuspa en agosto de 1569. Fué enterrado en aquella parroquia y trasladados luego sus restos á Guatemala.
Para sucederle parece que fué nombrado el deán de la misma iglesia D. Francisco Cambranes, que murió antes de recibir el nombramiento, y seguidamente el dominico Fray