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234 Biblioteca de los Americanistas.

la feracidad de las tierras del Sur más comodidades para la vida y mas extensas comarcas que dominar.
Allí fundaron sus señoríos de los Quichees ó Quicheles, Cachiqueles y Sotojiles ó Zutugiles; posesionándose del propio terreno de Guatemala Jiutemal, primer rey cachiquel, hijo de aquel poderoso Axopil, que, poseedor de los tres señoríos y abrumado en su vejez por la carga de la gobernación, hizo de ella tres divisiones, quedándose con una, para aliviarse en parte de la pesadumbre de tan dilatada monarquía.
De los atributos de ella usaron los reyes cachiqueles con el fausto acostumbrado por sus progenitores tultecas; ostentación muy propia de las pródigas y ricas regiones comprendidas en las zonas templada ó intertropical: manifestándola en los aparatosos actos del poderío y en las complicadas é idolátricas prácticas religiosas, en que el demonio no dejaba de representar el privilegiado papel que se le destina en las sociedades regidas por la tiranía, que para sostenerse necesitan del fanatismo como seguro y eficaz elemento. Por eso aquellos cachiqueles, previsores y compasivos de sus buenos súbditos, en compensación al fausto y bienestar negado á los infelices, concedíanles el libre ejercicio de las supersticiones y el amplio uso de las bebidas alcohólicas, que, practicados á la par y sin cortapisa, arrastraban á la barbarie de la esclavitud, la abyección y el embrutecimiento social que engendran.
Los descendientes de Axopil, endiosados con este antihumanitario sistema, mal contentos con la herencia recibida y procurando los fuertes extenderla á costa de sus vecinos y parientes débiles, riñeron muchas y sangrientas batallas; y en esas eternas prácticas del despojo fué tal la extensión del fragor de la lucha, que sus ecos resonaron hasta en el imperio de sus ascendientes los aztecas, quienes pretendiendo en el tiempo de Moctezuma II aprovecharse de aquellas divisiones para engrandecerse, se dirigieron desde Mexico á la conquista de los inquietos en formidable ejército, que tuvo la desgracia de ser batido en