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Página:Recordacion Florida Tomo II.pdf/288

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adiciones y aclaraciones. 277

tentoso y rico trono de oro y esmeraldas sobre cuatro doseles ó baldoquines asentados uno sobre otro, de menor á mayor, y el sacrificadero de hombres á los ídolos, no consentido por los habitantes de ningún otro punto del territorio de Guatemala; y en algunas poblaciones del Quiché, como Totonicapán, existían fortalezas monumentales, como lo manifiestan sus vestigios. Las leyes, aunque generalmente justas, eran severas y hasta crueles; la civilización, acaso como la mexicana, y como en aquélla, tenían en figuras las inscripciones que después de la conquista no sabían los indios descifrar; la arrogancia nacional demostrada en los desdenes y hasta mal trato á los Embajadores del Emperador de Mexico Ahuitzol, y el valor nacional experimentado por los españoles al invadir aquel territorio á las órdenes de D. Pedro de Alvarado. Este sometió el Quiché con muerte de su Rey en 1524, y Sequechul, heredero del Trono, aprisionado por el caudillo español y detenido en Guatemala, se puso con el Rey Sinacam al frente de la rebelión de 1526; y aprisionados ambos durante catorce años, los llevó Alvarado consigo en 1540 á la expedición de las Molucas, que no pudo realizar, desapareciendo entonces la memoria de estos reyes, de quienes no se supo el fin. Los Quichés usaban canoas para el tráfico por la laguna de Atitán, y, según dichos de frailes, conservaban noticias de Abraham; pero las traducciones libres de la opinión de los neófitos americanos, hechas por los primeros misioneros, hay que sujetarlas á una crítica desapasionada antes de admitirlas, porque á veces, y no pocas, anduvieron muy ligeros en sus juicios.

Quito, págs. 135, 160, I; 79, II.—Corte de los antiguos reyes Quitus, residencia de los Incas desde que la sometió Huaina Capac, que la dejó en herencia á su hijo Atahuallpa, hasta que fué conquistada por Sebastián de Belalcázar en 1534, y poblada por éste y por Diego de Almagro con alguna parte de los caballeros de Guatemala que acompañaron al Perú á D. Pedro de Alvarado