no sin manifiestos peligros de nuestro ejército, en país cuyos tránsitos son tan ásperos como queda ponderado (fuese este el sitio de la batalla ó fuese otro, como se dirá después) y en que de parte de las noches más cerradas y oscuras se intentaron algunas interpresas. Pero todo sin acertado y seguro efecto, por ocasión de la seguridad y oculto secreto de su retirada; hallando siempre nuestros conquistadores el pueblo solo y desierto, y sin persona de quien tomar lengua para acometer con mejor disposición y logro de nuestras armas; hasta que corriendo el curso de las cosas con más próspera y feliz disposición en ios sucesos varios de la guerra, que fueron siempre á nuestro ejército favorables, como ahora, en que se dispusieron más gratos a favorecer nuestras armas por medio de una celada.
El pueblo de Chignautlan yace sito y fundado en lo más descaecido y profundo del terreno de la parte que mira hacia la Tramontana, después de terminado todo el país eminente de Mixco, en la profundidad de un barranco, que se discurre su plano, no como tendido valle, sino como estrecha y corta vega del río del Agua caliente que llaman de los Plátanos, y antes Río de Sauces, introducido en el Río Grande que corre al Golfo dulce. Estos, pues, vecinos indios, astutos chignautlecos, que proceden de los de Rabinal, provincia de Verapaz, con quienes nuestro ejército había tenido algunos reencuentros y escaramuzas, en la misma ocasión de tener asediado y en arma todo lo general de aquel país, hicieron embajada particular al adelantado D. Pedro de Alvarado, que contenía, en suma, su rendimiento á la obediencia real; debajo del tratado y calidad de que su rendimiento estuviese secreto y oculto hasta el rendimiento de Mixco, que aseguraban ponerle en efecto por industria y interpresa. Y habiendo sido admitidos sus tratados, dispusieron el que acometiesen sus tropas por la parte eminente de Mixco, y poniendo un tercio de infantería y caballería en celada en un bosque de la vega del río, donde respiraba la boca de una cueva que desde Mixco se comunicaba con su república de Chignautlan, por distancia de tres leguas,