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Recordación Florida. 71

mala con suficiente presidio para la conservación de los pueblos y lugares sujetos y reclutas de socorro para el ejército, pasó la notica con mucha celeridad y prontitud á don Pedro de Alvarado, haciendo marchar, en el interín que se tenía orden, al socorro de nuestros indios, mil Gothemaltecos guerreros con diez arcabuceros por cabos, señalando á cada cien indios un español, que era como su capitán, y por cabo superior de todos á Antonio de Salazar, caballero de gran crédito y valor conocido, de quien hallo llenos de admirables máximas suyas, políticas y militares, los libros primero, segundo y tercero de mi Cabildo. Mas como este excelente caballero no intermitiese sus marchas, acelerando sus tropas, llegó al país á tiempo que se empezaban á esgrimir las armas y arrojarse y disparar vara y flecha de un ejército de los indios del país al otro, y á este tiempo tuvo D. Pedro de Alvarado noticia desta nueva guerra cuando se hallaba más desembarazado y casi libre de la campaña de Atitlán; con que dejado allí el presidio suficiente pudo reforzar el primer tercio de nuestra infantería, que se hallaba en el sitio de los Sacattepeques, con otros diez arcabuceros y veinte corazas, á cuya obediencia marchaban ducientos Tlascaltecas y Mexicanos, y por su cabo Pedro González Nájera; entrando de socorro el tercer día de las batallas, en que se mantenían firmes y sumamente briosos los de la parte rebelde de Sacattepeques, bien que con destrozo y muerte de muchos de los suyos, aunque siempre aumentados y refrescados de nuevos y frecuentes socorros que les entraban numerosos y repetidos. Pero como los nuestros peleaban con mejor orden y acuerdo militar, con disposiciones proporcionadas al país y al número de la gente, se mantenían enteros en el vigor y sin pérdida de su gente; desbaratando á esfuerzos de sus acometidas las innumerables escuadras de los rebeldes, sin que se pudiera mantener firme su muchedumbre en la campaña el término de una hora sin rompimiento y pérdida sangrienta; y á estos repetidos avances, desflaquecidos de valor y de gente, llegaron á pensar los rebeldes en los tratamientos del rendimiento.