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Recordación Florida. 81

tantáneamente de unos lugares en otros. Todo entre ellos eran juntas, pláticas, consejos y misterios, y todo dudas para los nuestros; hasta que llegando el término de las sombras del tercero día, reventó en ira el secreto de tanto atropado y repetido conventículo, y á hora que comenzaban las tinieblas á darle forma al curso de la noche, atrapados y juntos, con vocería estruendosa, llegaron al primer cuerpo de guardia, acometiendo como rabiosas y carniceras fieras á nuestros presidianos. Tocóse confusa y repetidamente al arma; acudiendo á esta llamada los del otro cuartel, recelosos y aun prevenidos del accidente, y juntos en un cuerpo atropado abrieron paso con pérdida de unos y otros por medio de la muchedumbre rebelada; quedando prisioneros en esta confusa y desordenada refriega un español y tres de los amigos tlaxcaltecos, con que, marchando en tropa, tomaron la vuelta de Goathemala, y otro día reconocieron ser mayor el número de los indios que los seguían. Examinado atentamente el séquito de aquel tercio de presidianos, hallaron ser más de cien hombres los de Sacattepeques, que como seguros y amigos los seguían.

Estos fieles y leales indios huidos y apartados de aquel pueblo rebelde y pasados á nuestra parte, dijeron á D. Pedro de Alvarado cómo el principio y causa del levantamiento había tenido su primero movimiento en el accidente del terremoto, porque á la tarde del mismo día uno de los papaces ó sacerdotes del demonio, llamado Penaguali, había tomado motivo de aquel estremecimiento de tierra, para convocar una junta de los ahaguaes y caciques, y que encerrados en el cu y adoratorio grande habían estado en él mucho tiempo, de cuyo consejo salió resuelta la libre determinación de su levantamiento; difundiéndose y pasando la voz al estado común de pueblo por medio de sus cabezas de Calpul, dando por causa el ser mandato de su Dios Camanelon que había estado con él, apareciendo muy enojado y triste porque sus amigos Sacattepeques desconfiando de su poder se habían rendido á los teules de Castilla, quienes venían á quitarles sus tierras y la libertad que gozaban: y

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