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CAPITULO III.

Nuestra Moralidad

I §.


 La moralidad, segun lo ha dicho el sabio Balmes es la ley de gravitacion universal, que todo lo arregla, lo tempera, lo armoniza, constituyendo diferentes centros particulares que à su vez reconocen otro centro universal, que es Dios.

De esa definicion resulta que la moralidad es indispensable para la civilizacion, y que esta no puede existir en un pueblo que desprecia los preceptos de la moral, pues le faltará el medio de armonizar los derechos individuales con los de la sociedad, y el medio de temperar las pasiones que despierta el interes privado para que cada cual sepa y pueda contenerse dentro de los límites de lo justo.

Resulta tambien que siendo el hombre un conjunto de buenas y malas cualidades, la moralidad es tanto mas indispensable como factor necesario de la civilizacion, cuanto que es la única ley que le alejarà del mal, y le enseñará á sacrificar sus instintos y dominar sus pasiones, en aras del bien y del deber.

Pero desde que Dios es el centro universal de aquella grandiosa ley de gravitacion, tenemos que reconocer que la moralidad que no descanse en las leyes inspiradas por ese mismo Dios conjunto maravilloso de todo lo justo, lo bueno y lo santo en grado infinito é incomprensible, no será aquella moralidad que todo lo tempera, la armoniza y lo arregla para bien de la humanidad, porque se habrá apartado de su centro y carecerá de solidez y duracion, como edificio levantado sin cimiento.